Lo que sigue es una exposición sobre temas que son principalmente lógicos, más que psicológicos, y además, se propone como una presentación didáctica. Por ello, no es aquí de tanta importancia una explicación psicológica rigurosa. Hago esta aclaración principalmente debido a que los conceptos y las categorías son aquí descritos como "objetos ideales", además de que se habla de "creencia", "conocimiento", "significados", etc., todo lo cual, a primera vista, podría juzgarse como el uso de un lenguaje no apropiado desde una visión conductista. Sin embargo, ya sabemos que los términos ordinarios pueden usarse siempre que no se pretenda plantear una explicación psicológica rigurosa. Este artículo no analiza fenómenos psicológicos, sino conceptos lógicos, y se propone hacerlo de una manera didáctica, sin complicaciones psicológicas (léase: lenguaje conductual técnico) innecesarias.
EL CONOCIMIENTO COMO CREENCIA FUNDAMENTADA
EL CONOCIMIENTO COMO CREENCIA FUNDAMENTADA
Un
enunciado o proposición equivale a un contenido informativo específico tal como
la idea de que en verano hace más calor que en invierno (no debe confundirse
una oración, que es un conjunto específico de palabras que trasmite un
determinado contenido, con la proposición que es el contenido mismo. El mismo
contenido o proposición puede expresarse mediante muchas oraciones diferentes
que tengan el mismo significado). Dado
que las proposiciones son informativas, es decir, comunican algo, ya sea afirmando
o negando, pueden ser verdaderas o falsas. La verdad o falsedad de una
proposición depende de la concordancia entre lo que esta afirma (o niega) y la
realidad. Normalmente, llamamos “evidencias” a los hechos que permiten evaluar
la verdad o falsedad de una proposición. Así, un enunciado como “no lavarse las
manos antes de comer puede causar una enfermedad” es verdadero si,
efectivamente, existe evidencia, es decir, si existe al menos un caso en el que
comer de esta manera causó una enfermedad (aquí obviaremos toda discusión
respecto a si realmente se puede hablar de “causas”). Cuando se acepta la
verdad de una proposición, esta suele denominarse una “creencia”. Ahora bien,
muchas creencias cuentan con escasa evidencia que las respalde, o con ninguna, aunque
han sido aceptadas como verdaderas por algunas personas. Otros enunciados en
cambio cuentan con bastante evidencia a su favor y constituyen por lo tanto, lo
que llamaríamos “creencias fundamentadas”. Son estas creencias fundamentadas lo
que puede llamarse también “conocimiento”.
Desde
un punto de vista estrictamente lógico, entonces, el conocimiento es una red de
proposiciones. Pero toda proposición es un conjunto de conceptos relacionados
entre sí. El conocimiento se estructura a partir de unidades llamadas conceptos
(incluyendo las categorías y los conceptos propiamente dichos, véase la
siguiente sección), los cuales al unirse entre sí de ciertas formas constituyen
las proposiciones. Pero veremos luego que no toda proposición constituye
conocimiento, al menos del que nos interesa en esta exposición. Ejemplos de proposiciones
que no son propiamente conocimiento son: “ayer almorcé papas con habas” o “no
te veo desde el último concierto”. Se puede decir que estos son ejemplos de lo
que puede llamarse conocimiento personal, en oposición al conocimiento con
valor epistémico, como el conocimiento común o el conocimiento científico.
Proposiciones que ya empiezan a constituir verdadero conocimiento con valor
epistémico son “la pelota es redonda” o “cuando hay nubes negras en el cielo es
porque va a llover”. De aquí en adelante, entenderemos por “conocimiento” al
conocimiento con valor epistémico. Lo que sigue, describe con más detalle el
camino que va desde los conceptos hasta el conocimiento.
ABSTRACCIÓN, CATEGORÍAS Y
CONCEPTOS
Saber
lo que es un perro, o un cuadrado, no requiere conocer a todos los perros que
han existido, o por existir, ni haber visto todos los objetos de forma cuadrada
que hay en el mundo o que podrían haber. Saber lo que es un perro significa,
esencialmente, poder distinguir entre objetos que son perros y los que no lo
son, incluso tratándose de objetos individuales que la persona ve por primera
vez en su vida. Así, se dice que un niño sabe lo que es un perro, si es
capaz de clasificar correctamente a un
animal que nunca antes ha visto en su vida como perro o no-perro. Saber lo que
es un perro quiere decir que el niño conoce la categoría o el concepto de
perro. Los términos categoría y concepto se usan con frecuencia como sinónimos, en el sentido de
que los dos parecen hacer referencia a clases o conjuntos (perro=el conjunto de
todos los individuos que son perros), sin embargo, a veces es conveniente
diferenciarlos. Mientras una categoría sí alude directamente a una clase o
conjunto, un concepto está más bien referido a una propiedad o atributo aislado
a partir de los objetos o eventos. Así, cuando “cuadrado” hace referencia al
“conjunto de todos los objetos de forma cuadrada” podría considerarse una
categoría, pero se tratará más bien de un concepto cuando hace referencia a
algo que todos estos objetos tienen en común, pero que es físicamente
inseparable de ellos, que es la característica o atributo de tener forma
cuadrada.
Los conceptos son abstractos, esto quiere decir que son
el resultado de un proceso de abstracción. La abstracción consiste, justamente,
en identificar propiedades o características aisladas o separadas de los
objetos en los que dichas propiedades podrían identificarse. Formarse la idea
del cuadrado es abstracción en la medida en que uno puede imaginarse la forma
cuadrada completamente separada de cualquier objeto individual. La idea de
cuadrado involucra atender solamente a la forma cuadrada, haciendo caso omiso
de cualesquiera otra característica que los objetos puedan tener (de hecho,
esta es justamente la idea de lo que es “abstraer”: enfocarse en una sola cosa
y desatender lo demás). Así, el concepto de cuadrado es una abstracción, ya
que, como queda dicho, aquél no se refiere a los objetos de forma cuadrada,
sino a la forma cuadrada en sí, la cual, sin embargo, podría identificarse en
un cierto grupo de objetos. Además, el resultado de un proceso de abstracción
no es igual a ningún caso concreto: un dibujo de un cuadrado no es igual, sino
quizá sólo a lo sumo parecido, a ningún objeto cuadrado real, ya que estos
objetos no sólo tienen forma sino también color, tamaño, textura, etc., los
cuales el dibujo del cuadrado no necesita reproducir para representar
apropiadamente la forma cuadrada. Incluso, si queremos ser más rigurosos,
diremos que el dibujo del cuadrado, por perfecto que sea, tampoco es igual al (concepto
de) cuadrado, ya que éste, como abstracción, es un objeto ideal, infinitamente
perfecto –por ejemplo, de lados infinitamente rectos e infinitamente iguales
entre sí, cualidad que ningún dibujo o impresión puede lograr. El dibujo no es
más que otro objeto que tiene el atributo de la forma cuadrada.
Como se ha dicho, las categorías representan más bien
clases o conjuntos. Las categorías también se adquieren por abstracción, aunque
de un modo algo diferente que en el caso de los objetos. Mientras que un
concepto es una representación ideal de una propiedad o característica, una
categoría es una representación ideal de un objeto o de un evento. Al ser abstracto,
es decir, ser el producto de un proceso de abstracción, este objeto ideal
tampoco es igual a ningún objeto individual real, aunque sí es más o menos
semejante a todos estos ejemplares individuales. El perro-abstracción no es
idéntico a ningún perro concreto pero sí es similar a cualquier perro.
Un hecho importante que debemos tener en cuenta es que
los conceptos y las categorías tienen distintos grados de abstracción y por
tanto, ninguna idea (o “pensamiento”) puede decirse que es o bien, concreta o
bien abstracta, a secas. Por ejemplo, la categoría “perro” es abstracta, pero
no debemos por ello pensar que al decir “mi perro” estoy expresando una idea
“concreta”. No. “Mi perro” es también una abstracción, aunque, como categoría,
es de menor generalidad que “perro”. La categoría “perro” es más general que
“mi perro”, pues incluye a ésta, pero también incluye a las categorías “el
perro de mi vecino”, “el perro del vigilante”, etc. “Mi perro” es una categoría
o clase, y por tanto una abstracción, pero, ¿de qué? Simplemente es la clase o
categoría que reúne todas las experiencias vividas con mi perro y que,
justamente, sirve para proporcionar el sentido de continuidad al objeto (es
decir, permite reconocer que el perro que veo ahora en mi casa es el mismo que
dejé por la mañana cuando salí a estudiar, a pesar de que ahora lo veo en otra
parte de la casa, haciendo otras cosas, etc.)
Conceptos y categorías son los fundamentos del
conocimiento. Todo lo que alguien sabe está verbalmente formulado como
enunciados que relacionan conceptos y/o categorías. “Los perros muerden” es un
enunciado que relaciona los conceptos o categorías “perro” y “morder”. Asimismo,
“mi perro muerde” es conocimiento en el sentido de que este enunciado relaciona
los conceptos “mi perro” y “muerde”.
REGLAS, PRINCIPIOS, LEYES
Las
palabras “regla” y “principio” suelen aludir a prescripciones respecto a qué,
cómo o cuándo algo debe o puede hacerse (o no). En la ciencia, ambos términos
se emplean usualmente para hacer referencia a qué, cómo, cuándo, etc. ciertas
cosas ocurren o no. Por tanto, una regla o un principio es un enunciado o
proposición que relaciona dos o más conceptos o categorías. Por ejemplo: “la
lluvia se produce cuando el frío atmosférico condensa el vapor de agua que
forma las nubes”. En ciencia, el término “ley” es usado para hacer referencia a
algunas de estas reglas o principios. Como se dijo anteriormente, el conocimiento
es una red de proposiciones, las cuales relacionan conceptos. Luego, el
conocimiento científico es una red de proposiciones, que ahora estamos
denominando reglas, principios o leyes.
Una
característica de las reglas, principios, leyes, etc., que forman el
conocimiento, por ejemplo el común o el científico, es su generalidad. Cuando
decimos: “la lluvia se produce cuando el frío atmosférico condensa el vapor de
agua que forma las nubes”, no estamos hablando de la lluvia que se produjo en
un determinado momento o lugar, ni de ésta o aquélla nube. Hablamos en términos
genéricos. Pretendemos que en cualquier caso en que el frío atmosférico
condense cualquier nube, y en cualquier lugar o tiempo, se producirá la lluvia.
Siguiendo a Aristóteles, sólo se puede hablar de conocimiento cuando estamos en
posesión de reglas, principios o leyes, es decir, de enunciados generales. Esto
es lo que distingue al conocimiento de lo que puede llamarse “información” o
“dato”. Un enunciado particular como “esta piedra cayó desde 50 m de altura” es
información o dato. En cambio: “los objetos caen con una velocidad que aumenta
con el tiempo de la caída”, es un enunciado genérico, no hace referencia a
ningún objeto en particular, ni a ningún momento o lugar en que se observa la
caída, etc. Por esto mismo, dicho principio es válido, o aplicable, en cualquier
objeto, momento y lugar, mientras que un dato es siempre contextual, referido a
un objeto, momento y lugar específicos.
Naturalmente,
el rango de validez de un principio siempre es limitado, esto significa que un
principio sólo se cumple bajo ciertas condiciones, las cuales son especificadas
por otros principios o reglas que forman también parte de nuestro conocimiento.
En esto radica, justamente, el hecho de que el conocimiento sea una red de
reglas, principios o leyes.
Obsérvese
que cuanto más general sea un concepto o un principio, más abstracto es. Como se dijo, la abstracción es enfocarse en una
propiedad que los objetos pueden tener, haciendo caso omiso de todas las otras
características. Partiendo de aquí se puede entender por qué un concepto cuanto
más general, es más abstracto. Consideremos los conceptos de cuadrado y de polígono.
Polígono es más general que cuadrado (y cuadrado es un caso particular de
polígono), ya que el concepto de polígono incluye a cuadrados y también a
triángulos, pentágonos, etc. Ahora bien, el concepto de cuadrado se define como
aquella forma cerrada que consta de cuatro lados rectos e iguales y en ángulo
recto. Para “visualizar” el cuadrado sólo hace falta concentrarse en esa
propiedad, omitiendo todo lo demás (como color, textura, etc.) Pero para
“visualizar” lo que es un polígono sólo se debe retener la idea de la forma
cerrada por lados rectos. El detalle de que los lados sean cuatro y que estén
dispuestos en ángulo recto se torna irrelevante y se omite, como antes se hacía
con el color o la textura al definir el cuadrado. Dicho en términos sencillos,
en el polígono la atención se enfoca en elementos más restringidos y es más lo
que se omite. Por tanto, un concepto más general es más abstracto. Lo mismo
podría decirse de las proposiciones. Una proposición es más general, o
abstracta, cuanto más genéricos o abstractos sean los conceptos que contenga.
La proposición “los eventos traumáticos sufridos en la infancia causan
problemas psicológicos en la vida adulta” es más general, y por ello, más
abstracta, que “el castigo físico en la infancia causa problemas de agresividad
en la vida adulta”. Esta última es un
caso particular de la primera.
REGLAS FORMALES
Las
reglas formales (que algunos denominan, para confusión de muchos, “abstractas”)
son indicaciones acerca de cómo se relacionan entre sí determinados símbolos en
tanto estos tengan determinado significado, sin embargo, dichas reglas no especifican
ningún significado en particular. En otras palabras, en una regla formal cada símbolo
representa un determinado concepto y por tanto, existen tantos símbolos
distintos como conceptos distintos hayan de ser representados. Pero la regla no
especifica de qué conceptos en particular se trata, de hecho, dado un símbolo,
éste puede representar cualquier concepto. Dicho de otro modo, una regla formal
nunca especifica contenido alguno, no da ninguna información concreta (y de ahí
que algunos llamen “abstractas” a estas reglas). Las reglas formales se limitan
únicamente a señalar que cualquiera sea el contenido, es decir, cualesquiera
sean los conceptos o proposiciones involucrados, éstos deben quedar relacionados entre sí de
acuerdo con una determinada estructura de relaciones. Así, por ejemplo, la regla ((p . q) . p) ---> q sólo
indica una de las formas correctas en que se pueden relacionar entre sí las
proposiciones p y q, pero sin especificar el contenido concreto de dichas
proposiciones.